Mindfulness para emprendedores.

 

Walt Disney fue despedido del Kansas City Star por su editor porque "carecía de imaginación y no tenía buenas ideas". A Harland David Sanders, fundador de Kentucky Fried Chicken, le rechazaron su receta 1,009 veces antes de que un restaurante la aceptara.

Contratiempos, incertidumbre, fracasos, errores... todos forman parte de la vida del emprendedor. Si no quieres volverte loco al empezar y mantener un negocio, es esencial que encuentres equilibrio en un entorno caótico y desafiante, el mindfulness es una herramienta muy eficaz para mantener tu mente sana y descansada, y al mismo tiempo desarrollar la atención, la resiliencia y la disciplina.

En este artículo, compartimos algunas prácticas de mindfulness que hemos encontrado útiles para gestionar las muchas emociones por las que hemos pasado (y seguimos pasando) con nuestro proyecto Kensho Life.

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ACEPTA.

Acepta que sucederán cosas malas. Acepta que cometerás errores. Acepta sentimientos de miedo e incertidumbre. Todo esto (y más) ocurrirá y es normal, forma parte del proceso de llevar un negocio y además es como aprendemos. Mantener una actitud abierta hacia el fracaso y las emociones difíciles puede minimizar su impacto cuando aparecen. Aprender a aceptar las dificultades como parte del proceso te pondrá en control en lugar de verte arrastrado en una espiral de pánico y desesperación. La resistencia solo aumentará el sufrimiento.

DÉJALO PASAR.

Cuando desarrollamos ideas nuestra creatividad se vuelve local, lo cual es divertido y además parte fundamental del proceso creativo. Pero igual de importante es aprender a dejar de lado alguna ocurrencia. Esto puede resultar difícil porque al ser un proyecto personal, nos apegamos emocionalmente a nuestras ideas y, por supuesto, ¡las queremos todas! Saber cuándo soltar y el nivel de compromiso que estás dispuesto a permitir te ayudará a definir y centrarte en las cosas que son realmente importantes.

A veces hay que soltar.

A veces hay que soltar.

TOMA PERSPECTIVA.

Las emociones juegan un papel muy importante en todo lo que hacemos y tomar una decisión en un momento de ira o miedo puede tener consecuencias desastrosas. Igual de importante es aprender a dejar de lado los pensamientos pesimistas y catastróficos. Recuerda que los pensamientos, como todo lo demás, van y vienen y el hecho de que sean repetitivos y persistentes no significa que sean ciertos. Cuando te des cuenta que una espiral de pensamientos negativos está secuestrando tu atención, puedes hacerte la pregunta: ¿Cómo me está ayudando este pensamiento en este momento? Si el pensamiento no es útil, simplemente déjalo a un lado y concéntrate en lo que estás haciendo.

El mindfulness es particularmente útil para crear el espacio y la perspectiva necesarios para ver las cosas como son, no como las percibimos inicialmente. Dar un paso atrás te permite desarrollar objetividad para no identificarte con las emociones y sentimientos de fracaso, ira o miedo: no eres tu miedo, no eres tus errores, no eres tus pensamientos, éstas son solo cosas que suceden. Pertenecen a esta experiencia y cambiarán. Puedes repetir este mantra cuando te encuentres en un momento de dificultad.

Observa desde la distancia.

Observa desde la distancia.

PERMANECE FIEL A TI MISMO.

Tener en mente tu verdadera intención es clave para superar los momentos de duda, incertidumbre y confusión, por lo que es esencial aclarar tus valores y tu visión para mantener enfoque y motivación. Si bien escuchar la opinión de los demás es necesario para mantenerte expuesto a buenas ideas y nuevos puntos de vista, al final, depende de ti decidir qué hacer y cómo. Cuando te enfrentes a decisiones complejas, pregúntate: ¿esto compromete mi intención y mis valores? La respuesta será clara. Si te ayuda, puedes tener un post-it con tu visión y valores siempre delante de ti.

MANTÉNTE CENTRADO.

El multitasking, o hacer muchas cosas al mismo tiempo es una habilidad muy valorada en nuestro mundo moderno y es útil en ciertos momentos, pero hay otros en los que se necesita concentración en lo que se está haciendo. Centrarte en hacer solo una cosa puede reducir el estrés de tratar de tachar todas las tareas pendientes de tu larga lista en una mañana y evitará que cometas más errores de los necesarios. Con todo a tu alrededor pidiendo tu atención, centrarte en la tarea en cuestión puede crear mucha ansiedad. En esos momentos puedes repetirte: ahora no, ahora estoy haciendo esto. O si te encuentras distraído, pregúntate: ¿Es éste el mejor uso de mi tiempo en este momento? puede ser muy útil para volver a encaminarte.

Ni qué decir tiene que las mayores distracciones van a ser el móvil, las redes sociales o la repentina necesidad de comprar un bolígrafo especial en Amazon. Presta atención a cómo usas la tecnología y considera poner el teléfono en silencio durante los períodos de trabajo intenso.

El mindfulness nutre la sabiduría de saber cuándo empujar y cuándo parar. Ambos son igualmente importantes.

ENCUENTRA EQUILIBRIO.

El mindfulness nutre la sabiduría de saber cuándo empujar y cuándo parar. Ambas son igualmente importantes. No parar cuando es necesario puede hacer que te sientas agotado, desmotivado, quemado y deprimido. Aprende a notar los primeros síntomas (somnolencia, cansancio, aburrimiento, dificultad para concentrarte ...) y lidia con ellos antes de que se hagan demasiado grandes. Los siguientes consejos te ayudarán con esto.

TRÁTATE CON CARIÑO.

Cuando las cosas van mal, podemos sentirnos inseguros, inadecuados, frustrados, enfadados... y tendemos a juzgarnos a nosotros mismos y hablarnos con dureza (¿Cómo puedo ser tan imbécil? Qué inútil soy...) Si dijéramos estas cosas a otra persona, probablemente nos llevaríamos una bofetada. Presta atención a este diálogo interno, y cuando te encuentres haciéndolo, imagina lo que le dirías a un buen amigo si estuviera en tu situación.

Cambiar la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos es un proceso que necesita aceptación, comprensión y amabilidad.

DESCANSA, COME BIEN, HAZ EJERCICIO Y DISFRUTA DE LA VIDA.

Es súper fácil pegarte al ordenador y hacer, hacer, hacer, y olvidarte de cuidarte. Dormir, hacer ejercicio y comer bien son claves para mantener la energía y concentración. Pero igual de importante es tener tiempo para apreciar una buena taza de café, reunirse con amigos y familiares y saborear las cosas pequeñas. Lejos de ser una pérdida de tiempo, ayudarán a tu mente a mantenerse despejada, concentrada y sentirse más feliz, lo que a su vez te hará más productivo, más resiliente y que te mantengas positivo durante más tiempo.

Cuerpo sano, mente sana.

Cuerpo sano, mente sana.

“Deberías sentarte a meditar 20 minutos al día, menos si estás muy ocupado. Entonces deberías sentarte a meditar una hora”.

–Proverbio Zen.

CELEBRA.

Acuérdate de celebrar cada pequeño logro: una nueva suscripción a tu newsletter, un email de alguien a quien le gustó tu publicación, una llamada telefónica de alguien interesado en lo que haces ... ¡todo cuenta! ¡celebra a lo grande! Y recuerda mantener la sensación de éxito y alegría durante al menos 15 segundos para que tu cerebro tenga el tiempo que necesita para asimilarlo y hacer su trabajo de re-cableado neuronal correctamente.

MEDITA.

La meditación es con gran diferencia la práctica formal del mindfulness y la mejor manera de ayudarte a conseguir todo lo anterior. Muchos empresarios y altos cargos piensan que sentarse 20 minutos al día para concentrarse en su respiración es una pérdida de tiempo, cuando pueden ser productivos. Pero hazte esta pregunta: ¿por qué será que compañías como Google, Apple y Nike han desarrollado sus propios programas internos de mindfulness para sus empleados?

Ser emprendedor es enorme cometido ya de por sí y en el afán de sacar el negocio adelante puedes descuidar tu mejor activo: tú mismo. Mantenerse a pleno rendimiento es la clave para el éxito duradero, y aunque el mindfulness no es una solución mágica y necesita consistencia, un poco de práctica diaria podría convertirse en la mejor inversión que hagas en tu empresa.


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