Cómo gestionar la incertidumbre durante la crisis.

 

Saber cómo gestionar la incertidumbre durante una crisis en la que se producen sentimientos de estrés, ansiedad y miedo, es fundamental para que la situación no te paralice y que puedas ver y aprovechar las oportunidades que pueda haber. En esta sesión te contamos cómo afrontar la crisis y cómo puedes entrenar tu mente con mindfulness para minimizar su efecto negativo. 

Incertidumbre

La pandemia del coronavirus ha traído unas consecuencias psicológicas a nivel mundial sin precedentes. Lo que ha hecho es recordarnos de forma brutal lo incierto que es todo. Esto no es nuevo, intelectualmente todos lo sabemos pero la cosa cambia cuando ocurre un evento como este y lo vemos de forma tan clara. Esta pandemia está generando grandes niveles de ansiedad, principalmente debido a la incertidumbre en la que nos encontramos.

En este artículo te contamos qué podemos hacer para superar el estrés, el miedo y la ansiedad y te explicamos prácticas específicas no solo para combatir sus efectos psicológicos negativos, sino también para cambiar la perspectiva y poder desbloquearnos, ver y aprovechar las oportunidades que hay incluso en los momentos más difíciles.

“La práctica del mindfulness nos ayuda a interrumpir los procesos automáticos de la ansiedad del miedo que se generan: ese darle vueltas constantemente a todas las posibles consecuencias y escenarios negativos, el no saber qué hacer y quedarnos paralizados”.

Los seres humanos necesitamos cierto grado de seguridad para poder funcionar, de hecho nuestro cerebro es totalmente adicto a la predictibilidad. Todas nuestras decisiones de cómo actuar, se basan en las experiencias que hemos tenido en el pasado. Saber cómo han funcionado las cosas en el pasado, nos da una idea de cómo es probable que funcionen en el futuro, y en consecuencia actuamos. Pero cuando las reglas cambian de forma muy rápida, por ejemplo, porque perdemos el empleo, o porque los ingresos de nuestro negocio caen en picado, o porque nos sabemos si nos van a confinar otra vez en una semana, o en un mes… cuando nuestro entorno se vuelve totalmente inestable y no podemos predecir qué va a ocurrir, la incertidumbre se apodera de nosotros y comenzamos a sentir miedo, nervios, estrés, ansiedad, etc. Y, como además, tenemos una tendencia a dar más importancia a los eventos negativos, de pronto solo podemos ver grandes amenazas delante nuestro, anticipamos la peor situación posible y nos la creemos. Esto es normal, es como está diseñado el cerebro para mantenernos vivos, pero no hace que nuestra vida sea más feliz.

La reacción normal cuando sentimos emociones incómodas y desagradables como la incertidumbre es de rechazo. Nuestro cuerpo nos da todas las señales correctas para que hagamos algo, lo que sea, para que esa sensación desaparezca, eso puede llevarnos a utilizar alcohol o comida o cualquier otra cosa que sirva para acallarlo, para taparlo o incluso para negar lo que está ocurriendo y dejar de sentir esa sensación desagradable. Pero esto, está claro que ni ayuda ni soluciona porque la incertidumbre no va a desaparecer, y las sensaciones van a seguir volviendo.

Entonces ¿Qué otras cosas podemos hacer que no nos perjudiquen?

Lo primero que podemos hacer viene de la mano del mindfulness, y es entender que la realidad es siempre incierta, y siempre cambiante aunque en épocas más estables tenemos una mayor ilusión de control, y como los cambios no son tan abruptos, entendemos que nuestra realidad es más cierta, más permanente, más segura, pero esto no es más que una ilusión. 

Por tanto, el primer paso es aceptar la incertidumbre, aprender a sentirnos más cómodos con ella, y entendiendo que no tenemos control sobre la gran mayoría de los eventos de nuestra vida. El abrirnos a esta idea y a las sensaciones desagradables que trae consigo va en contra de nuestra intuición, y nuestro cuerpo y mente se van a resistir, pero es la única manera de integrar la incertidumbre en nuestra vida sin que nos atrape.

La práctica del mindfulness nos ayuda a interrumpir los procesos automáticos de la ansiedad del miedo que se generan: ese darle vueltas constantemente a todas las posibles consecuencias y escenarios negativos, el no saber qué hacer y quedarnos paralizados. Al crear un espacio para que la incertidumbre se manifieste, estamos suavizando la resistencia y nos permite tratarnos con más amabilidad y compasión, entendiendo que “estoy sintiendo los efectos de mucha incertidumbre, y es normal que me sienta así”. Esta combinación de aceptación y autocompasión es esencial para liberarnos, para desbloquearnos.

La meditación es el marco perfecto para practicar el familiarizarnos con esas sensaciones desagradables en un entorno seguro. El poder investigar y abrirnos a lo que ocurre es clave para poder gestionar la ansiedad y el miedo cuando lo sentimos en nuestro día a día.

En segundo lugar, al aceptar la incertidumbre y dejar de pelearnos con ella, adquirimos más capacidad para cambiar nuestra relación y nuestra percepción sobre ella, de forma que podemos ver más posibilidades y desarrollar una actitud de interés, de adaptabilidad... De esta manera vamos a ser capaces de ver las oportunidades que hay en lugar de solo las amenazas.

De forma práctica, en lugar de quedarnos pensando y lamentando lo mal que están las cosas, lo difícil que es nuestra situación, podemos reorientar nuestro enfoque y energía hacia aquellas cosas sobre las que sí tenemos control. Por ejemplo, si has perdido el trabajo o tus ingresos han caído, aún tienes control para ponerte a buscar trabajo, para enviar currículums, o ver cómo adaptar tu negocio a la nueva situación. Porque no puedes controlar que el virus se expanda ni que la economía caiga en picado, pero sí puedes ponerte a buscar opciones y ver cómo sacar lo mejor de la situación que te ha tocado. Al hacer este cambio de foco, pasas de la inefectividad de la preocupación constante y la rumiación, a una mentalidad de crecimiento y resolución de problemas.

En tercer lugar, aunque aceptemos y cambiemos nuestra perspectiva sobre la situación, es probable que los sentimientos de estrés y ansiedad, vuelvan e incluso nos sobrepasen. Por eso es importante incorporar prácticas que nos ayuden a calmar y relajar el cuerpo y la mente, y así regular y gestionar esos niveles de estrés, que no se vayan acumulando.

A nivel práctico hay multitud de cosas que se pueden hacer, desde ejercicio físico, salir a pasear, mantenerse en contacto con familiares y amigos, especialmente con aquellas personas con las que tenemos confianza para expresar cómo nos sentimos, dedicar tiempo a hobbies y aficiones, hacer meditaciones que nos ayuden a relajarnos, como la de la respiración o escaneo del cuerpo.

Si quieres practicar algunas meditaciones que te ayuden a aceptar y a cambiar tu relación con la incertidumbre y las emociones difíciles, te recomendamos que pruebes la meditación para reconocer el estrés, y si quieres practicar aceptar lo que ocurre y aprender a reconocer el estado en que tu mente y cuerpo se encuentran momento a momento te recomendamos la meditación de reconectar con el momento presente. Finalmente, en nuestro ciclo de Mindfulness en tiempos de crisis, podéis encontrar una charla y una meditación para gestionar el estrés.

Este artículo está sacado de Espacio Mindfulness “Cómo gestionar la incertidumbre durante la crisis”. Puedes escucharlo aquí.


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