Cómo cambia tu cerebro con la meditación.
Gracias a los avances científicos, hoy sabemos que la estructura física de nuestro cerebro continúa cambiando a lo largo de nuestra vida. Aquí te contamos cómo con la meditación mindfulness podemos influenciar los cambios que se producen en nuestro cerebro para que nos beneficien. Además damos las 3 claves para que estos beneficios ocurran en todas tus meditaciones.
Nos explica el neuropsicólogo Richard Davidson que: El cerebro cambia, el cambio es cuantificable, y podemos cambiar el cerebro a mejor. En este artículo te vamos a contar la forma en que se producen estos cambios, cómo con la meditación mindfulness los influenciamos para que nos beneficien, y muy importante al final de la sesión vamos a contarte las 3 claves que van a hacer que puedas beneficiarte de estos cambios en todas tus meditaciones.
“De forma intencionada, podemos hacer prácticas que poco a poco, vayan suavizando estos patrones neuronales que no nos benefician, e irlos cambiando por otros que sí”.
En nuestro cerebro cada vez que hacemos algo, manifestamos un comportamiento, o tenemos un pensamiento, o tomamos una decisión, o experimentamos una emoción... Cada vez que estas cosas ocurren se producen comunicaciones, o sinapsis, entre neuronas en distintas partes del cerebro. Y cada vez que repetimos ese comportamiento, ese hábito, o pensamiento, o una reacción emocional… Estas sinapsis, estas comunicaciones se refuerzan, se fortalecen y se van solidificando. Una sustancia llamada mielina o materia blanca, recubre esos caminos que se repiten, creando autopistas neuronales.
Ésto significa, y todos lo hemos experimentado, que cuanto más repetimos algo, más fácil y más automático se vuelve, que está muy bien para aprender cualquier cosa ya sea conducir, tocar un instrumento o hacer malabarismos, pero también ocurre con los pensamientos negativos y los malos hábitos que desarrollamos, con los comportamientos y con las reacciones que no nos benefician. Por eso es tan difícil cambiarlos, porque cuando se han estado repitiendo durante mucho tiempo, están solidificados en el cerebro.
La buena noticia, es que de forma intencionada, podemos hacer prácticas que poco a poco, vayan suavizando estos patrones neuronales que no nos benefician, e irlos cambiando por otros que sí. Esta capacidad del cerebro de cambiar su estructura física, se llama neuroplasticidad. Es un proceso que lleva tiempo, y por supuesto que necesita de la repetición, pero que nos permite tener un gran control sobre muchos de los procesos que ocurren nuestra mente.
Y eso es lo que hacemos con la meditación mindfulness: prestamos atención a lo que ocurre en el momento presente, y esto nos permite reconocer cuáles son esos patrones neuronales que no nos benefician, para así poder redirigir nuestra atención, nuestros pensamientos, y finalmente nuestras acciones, creando hábitos y comportamientos que nos ayuden, que mejoren nuestra vida.
Pero además de permitirnos tomar el control de cómo queremos vivir nuestra vida, hay numerosos estudios científicos que muestran cómo con la práctica regular de la meditación se producen otros cambios físicos en nuestro cerebro, de nuevo por esa neuroplasticidad. Aquí vamos a comentar los que nos parecen más significativos y os dejamos los enlaces a los estudios en la descripción por si os interesa profundizar en alguno:
Se produce un aumento de la materia gris en la corteza prefrontal. Ésta es una parte de nuestro cerebro que nos ayuda entre otras cosas a regular nuestra respuesta emocional, además de ser donde se produce el pensamiento racional y lógico.
Se produce una reducción de la densidad de materia gris y de la actividad en la amígdala, que es el centro emocional de nuestro cerebro, donde se generan el miedo, el estrés, la ansiedad... y al verse reducida su actividad, tenemos más control sobre cómo gestionamos nuestras emociones más difíciles. De hecho hay un meta-análisis (o un estudio de estudios) que concluye que el efecto de la meditación se compara al de medicamentos antidepresivos, ansiolíticos e incluso analgésicos. Eso sí, sin efectos secundarios.
Se ha observado que la meditación aumenta el grosor cortical en el hipocampo. El hipocampo es una zona del cerebro clave para el aprendizaje y la memoria, y el estudio observó que sólo unas pocas semanas de práctica de meditación mindfulness ya aumentaron el tamaño de esta región cerebral.
Hay un estudio que encontró que los cerebros de gente que ha meditado regularmente durante muchos años, habían sufrido una pérdida de volumen y de densidad de materia gris menor que aquellas personas que no habían meditado. Es decir, la meditación, sobre todo a largo plazo, ayuda a frenar el deterioro natural que sufre nuestro cerebro con el paso del tiempo.
Como comentábamos, hay 3 elementos clave que van a hacer que aprovechemos al máximo estos beneficios cuando meditamos. Y son la intención, la atención y la actitud. Y funcionan del siguiente modo:
La intención: Cada vez que nos ponemos a meditar, lo hacemos con una intención verdadera de querer cuidarnos, de mejorar nuestra salud física y mental, de que sirva para conocernos mejor, para mejorar nuestras relaciones personales y vivir más plenamente y más felices. Jon Kabat-Zinn nos cuenta que practicar meditación sin más no es suficiente, es necesario contar con una visión personal. Al cultivar una intención estamos favoreciendo que nuestra práctica se oriente en la dirección que nosotros elegimos.
Al meditar dirigimos la atención hacia algo, hacia un objeto de la meditación: que puede ser la respiración, una visualización, las sensaciones del cuerpo… Estamos entrenando nuestra atención para que se mantenga en el momento presente, y de esta manera primero que no divague tanto, pero sobre todo para poder reconocer qué cosas están ocurriendo: Qué pensamientos, qué emociones, qué reacciones, qué patrones neuronales están sucediendo en nuestra mente.
La actitud. Que se refiere a la manera en que prestamos atención a lo que sucede en el momento. Aquéllo que practicamos se hace más fuerte. Cuando meditamos nuestra mente se va a distraer, nos va a arrastrar hacia todos esos patrones de pensamiento y emociones que tenemos solidificados en el cerebro, es lo normal, ese es el trabajo de la mente. Pero al darnos cuenta que ésto ha ocurrido, nos frustramos, nos enfadamos, pensamos que no nos está saliendo bien, nos juzgamos por no alcanzar la paz la iluminación… Así solo estamos reforzando la frustración, el enfado, la autocrítica… Pero si en cambio nuestra actitud es de paciencia, de aceptación, de apertura, de curiosidad, de no juicio… Éstas serán cualidades que reforzamos en nuestra mente, en nuestra vida.
Intención, atención y actitud. ¡No te pongas a meditar sin ellas!
Realmente puedes aplicar esto a cualquier meditación que hagas, puedes probar con nuestras meditaciones guiadas gratis o con nuestros programas de Mind Fitness.
Este artículo está sacado de Espacio Mindfulness “Cómo cambia tu cerebro con la meditación”. Puedes escucharlo aquí.
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