Qué es la escucha activa, en qué nos beneficia y cómo mejorarla.

 

La escucha activa es una de las habilidades que más se aprecia en una persona, tanto para las relaciones personales como para las profesionales. La escucha activa es una técnica y estrategia de comunicación que consiste en prestar total atención a lo que otra persona nos cuenta, con el propósito principal de comprenderla.

Todos conocemos a alguien que sabe escuchar y es a esa persona a la que acudimos cuando tenemos un problema o una dificultad, porque ser un buen oyente es una de las características que más se aprecia en los amigos, en la pareja, en la familia, incluso en el trabajo. Saber escuchar mejor nos va a traer muchos beneficios que es de lo que vamos a hablar aquí, y sobre qué estrategias y prácticas puedes hacer para desarrollarla y aplicarla en tu día a día. Además es esencial para poder desarrollar la escucha profunda, de la que hablaremos en el próximo artículo.

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La mayor fuente de conflictos y malentendidos entre las personas se debe a una escucha ineficiente, a no entender bien el mensaje que la otra persona está tratando de expresar, y esto es porque no escuchamos debidamente. Piensa por un momento si te ha ocurrido alguna de la siguientes cosas mientras alguien te hablaba:

  1. Estar pensando en lo que vas a decir a continuación, ensayando mentalmente la respuesta, cómo la vas a decir y esperando un hueco, a que la otra persona tome aire, para meter la cuña y empezar a hablar tú.

  2. Algo que nos ocurre a todos es estar a otra cosa, estar soñando despierto mientras te cuentan algo, repasando la lista de la compra, o decidiendo a qué restaurante vas a ir a cenar con tu pareja... Esto es lógico que ocurra porque mientras que solemos hablar a una media de 120-150 palabras por minuto, nuestra mente funciona a muchísima más velocidad y con más complejidad, no solo con palabras sino también con sensaciones físicas, emociones, recuerdos, ideas… Y le resulta muy fácil evadirse mientras escuchamos a alguien.

  3. También somos muy rápidos emitiendo juicios o comentarios mentales. Cuantas veces, según te empiezan a contar algo, ya estás decidiendo si estás de acuerdo o no, si te gusta o no, si esa persona tiene razón o no… Juzgar es uno de los mayores obstáculos a la hora de escuchar abiertamente.

  4. Finalmente, es muy común el tener un objetivo o resultado específico en mente, bien porque quieres sacar algo de esa conversación que te beneficie, o porque quieres cambiar la opinión de la otra persona, o convencerla de algo, o quieres solucionar su problema, decirle lo que tiene que hacer… No se puede escuchar plenamente si no entendemos que lo importante en ese momento es la otra persona, si no dejamos nuestros propios intereses de lado por un momento.

“Ser un buen oyente es una de las características que más se aprecia en los amigos, en la pareja, en la familia, incluso en el trabajo.”

La mayoría de las personas, en mayor o menor medida caemos regularmente en estos errores, y no nos damos cuenta de cuánto empobrecen nuestras conversaciones y nuestras relaciones sociales. Y además hay un montón de beneficios que nos estamos perdiendo al no hacer una escucha activa. Vamos a ver algunos:

  • Para empezar, escuchar atentamente, mejora nuestra comunicación: Principalmente porque comprendemos mejor a la otra persona, captamos el mensaje real, sin perdernos detalles ni condicionarlo con nuestro juicio personal…

  • También hace que nos volvamos más persuasivos. En una revisión de estudios llevada a cabo por dos profesores de Yale y Berkeley en febrero de 2020, concluyeron que se tiene muchísima más probabilidad de cambiar la opinión de alguien que piensa distinto a nosotros, cuando escuchamos en lugar de hablar. Esto tiene sentido, porque la otra persona siente que la respetamos, que nos importa, y en lugar de estar a la defensiva, sintiéndose presionada para terminar o transmitir su mensaje claramente, como le damos tiempo para pensar y formular sus ideas, está más relajada y por tanto más receptiva a la opinión que nosotros podamos tener también.

  • Además, cuando escuchamos estamos entrenando y fortaleciendo varias habilidades y actitudes positivas como estar más presentes, desarrollar concentración, enfoque, paciencia, y cultivamos una actitud de no-juicio, de curiosidad y apertura hacia la otra persona. Todas estas habilidades y actitudes centrales al mindfulness, se entrenan con la meditación.

Ahora, qué podemos hacer durante una conversación para escuchar de forma activa:

  • Lo primero es, en la medida de lo posible, no emitir juicios, no tomar una posición sobre el tema. Simplemente trata de comprender la situación desde el punto de vista de la otra persona.

  • En segundo lugar, deja que termine de hablar. Dale tiempo para que piense, para que formule sus ideas y las exprese sin interrupciones.

  • Luego vivimos en una cultura en que el silencio se vuelve incómodo muy rápido, no temas al vacío de los silencios. Esto no es fácil porque no estamos acostumbrados a hacerlo pero es un momento muy importante en la conversación, donde se reposa y se asimila lo que se ha dicho. Recuerda que siempre es mejor esperar demasiado, que hablar demasiado.

  • Demuestra que estás prestando atención, hay montones de técnicas que puedes usar: empezando por hacer contacto visual, inclinarte hacia la otra persona cuando el interés esté alcanzando su punto máximo, compartir la respuesta emocional, por ejemplo con una sonrisa cuando hay un momento de humor…

  • Si te distraes o te das cuenta que estás emitiendo un juicio, nombra mentalmente la distracción: estoy emitiendo un juicio, o me he distraído; o puedes tener un recordatorio mental como: solo estoy escuchando ahora, no tengo que arreglar el problema, ni responder, ni ensayar lo que voy a decir, sólo tengo que escuchar y comprender. Elige algo que te funcione.

  • Y por último, siempre puedes utilizar alguna técnica práctica que te ayude a mantener la atención, a clarificar y a resolver dudas, como repetir lo que has escuchado usando las palabras de la otra persona, para verificar que has entendido; o hacer una pregunta específica si no entiendes algo, o una pregunta abierta si consideras que puede ayudar que la persona expanda o profundice sobre un punto...

Todas estas habilidades y actitudes necesarias para poder escuchar de forma activa se practican con la meditación mindfulness, se pueden entrenar y fortalecer, de forma que cuando estés en una conversación, puedas estar presente, puedas escuchar sin emitir juicios, sin distraerte… o si te distraes, que al menos puedas darte cuenta antes, y volver a la conversación más rápidamente.

Este artículo está sacado de nuestro segundo día del ciclo de Agilidad Emocional de Espacio Mindfulness “Qué es la escucha activa, en qué nos beneficia y cómo mejorarla”. Puedes escucharlo aquí, y si quieres hacer la meditación que lo acompaña, haz clic aquí.


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