Transformar el miedo.
El valor, la valentía... no son la ausencia de miedo, al contrario surgen de una relación íntima con él que nos permite crear un espacio para investigarlo, para entenderlo, para aceptarlo, de forma que no nos controle.
En este artículo vamos a ver cómo es nuestra actitud hacia el miedo lo que nos mantiene bloqueados y nos conduce a decisiones y comportamientos que nos perjudican a nosotros mismos y a los demás.
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La historia de Milarepa.
Milarepa fue uno de los más famosos yoguis y poetas del Tíbet que vivió durante 24 años en una cueva. Un día sale para recoger leña, y al volver descubre que su cueva ha sido ocupada por demonios. ¡Estaban por todas partes! Su primer pensamiento al verlos es: “¡Tengo que deshacerme de ellos!” Y se lanza tras ellos gritando, persiguiéndolos, atacándolos con un palo... tratando de echarlos por la fuerza. Pero a los demonios les da lo mismo, de hecho se lo están pasando en grande con tanto jaleo, cuánto más los persigue, más se ríen, más se divierten, y más se acomodan en la cueva. Al darse cuenta de que sus esfuerzos son en vano, y de que además están empeorando las cosas, Milarepa decide cambiar de estrategia, y se le ocurre que si escuchan las enseñanzas del Buda quizá cambien de opinión y se vayan por su cuenta. Así que se sienta y comienza a hablar sobre el ego, y la existencia y la no-existencia, y la compasión, y la naturaleza de la impermanencia... Y al rato de estar hablando mira a su alrededor... y no se ha ido ni un demonio, siguen todos ahí mirándole con enormes ojos saltones y bien acoplados en la cueva.
En este momento, Milarepa deja escapar un profundo suspiro al darse cuenta de que no va a conseguir manipular ni engañar a estos demonios para que se vayan, y piensa que tal vez él tenga algo que aprender de ellos. Entonces mirando profundamente a los ojos de cada demonio, les dice: “Parece que vamos a vivir aquí juntos. Estoy abierto a lo que sea que tengáis que enseñarme.” En ese momento todos los demonios desaparecen, menos uno. Un demonio enorme y de aspecto feroz, con grandes y afilados colmillos, todavía sigue allí, imperturbable.
Así que Milarepa decide ir más allá. Se acerca al demonio, y metiendo la cabeza dentro de su boca, le dice: “Cómeme, si eso es lo que quieres” .
Al decir esto, el último y más feroz de los demonios, se desvanece.
“Es solo cuando metemos la cabeza en la boca del demonio, cuando nos abrimos y nos entregamos a él sin condiciones, que comenzamos a notar cómo su fuerza se desvanece”.
Como ocurre con la mayoría de nuestras emociones difíciles, cuando sentimos miedo, nuestra primera reacción es de rechazo, y esto es normal. Es una emoción necesaria, diseñada para mantenernos vivos ante un peligro inminente, y que actúa haciéndonos sentir mal, incómodos... para que nos vayamos de ahí, o que hagamos algo.
Pero muchas veces, no hay un peligro en el momento, sino que es nuestra cabeza pensante la que nos infunde miedo con preocupaciones, con problemas… que aunque no son inminentes, nuestro cuerpo reacciona igual y esto nos puede dejar bloqueados o hacer que reaccionemos de forma violenta, atacando, manipulando, tratando de quitarnos esa sensación de encima... Esto no nos permite observar la situación con calma, de forma objetiva, para tener la claridad para ver qué camino tomar.
Podemos sin embargo hacer algo distinto, que nos permita liberarnos del control del miedo, y a la vez utilizar esa energía que crea de una forma que nos beneficie. Y lo que podemos hacer es aceptarlo. Totalmente.
Es solo cuando metemos la cabeza en la boca del demonio, cuando nos abrimos y nos entregamos a él sin condiciones, que comenzamos a notar cómo su fuerza se desvanece, cómo se suaviza ese agarre que tiene sobre nosotros, cómo transformamos esa energía que nos está frenando, para que nos impulse.
El miedo gana poder a través del rechazo y la aversión naturales que sentimos hacia él. Al abrirnos y aceptar las sensaciones físicas que nos produce, los pensamientos y emociones que se generan, ya estamos transformando esa relación, estamos aprendiendo a crear un espacio para convivir con él, un espacio de aceptación donde el miedo pierde el poder que tiene sobre nosotros.
Este artículo está sacado de nuestro taller de Espacio Mindfulness “Transformar el miedo”. Puedes escucharlo aquí, incluida la meditación guiada que lo acompaña.
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