Práctica: aceptando el miedo.
El miedo no va a desaparecer solo porque queremos, de hecho, tratar de rechazarlo podría ser contraproducente. El miedo puede ser muy útil, ya que a veces sirve como una llamada de atención para ponernos en acción. Aquí puedes encontrar algunos consejos y herramientas que te ayudarán a comprender el miedo, a aprender a aceptarlo y no estar controlado por él. Como con cualquier tipo de entrenamiento, la repetición es la clave, así que no te desanimes si te resulta difícil al principio; ten en cuenta que el cerebro está abriendo nuevas vías neuronales y eso lleva tiempo.
- PARA, RESPIRA, SIENTE Y NOMBRA. Para hacer un cambio en cualquier patrón o hábito, lo primero que hay que hacer es hacer una pausa, interrumpir conscientemente el torbellino de pensamientos en la cabeza y dejar espacio para que la emoción se haga presente.
Sentándote cómodamente en una silla, con la espalda recta, o tumbándote con las rodillas en alto, comienza por centrarte en la respiración, observándola e intentando no cambiarla. Tómate el tiempo necesario para calmar la mente y el cuerpo y, una vez te hayas tranquilizado, en lugar de redirigir la atención en otra cosa, trata de reconectarte con ese miedo, observándolo desde una nueva perspectiva, con una intención diferente y sin que su influencia te arrastre. Para conseguir esto, retoma los pensamientos que hace un momento detuviste, creando un espacio para que vuelvan, y centra tu atención en cómo se siente el cuerpo cuando lo haces. ¿Qué sensaciones físicas provocan (opresión, presión, mareos, entumecimiento)? Observa en qué lugar o lugares del cuerpo se manifiestan esas sensaciones -áreas comunes son la garganta, el tórax o el vientre- y una vez localizadas, te ayudará poner nombre a esos sentimientos y emociones: ansiedad, estrés, preocupación, inquietud, confusión, etc.
Es importante no juzgarte a ti mismo al hacer este ejercicio. No hay correcto ni incorrecto, la práctica consiste simplemente en conectar con los sentimientos que están presentes y aceptar que realmente están sucediendo en lugar de querer que desaparezcan. Recuerda que si te siente demasiado atrapado por las emociones y pensamientos, siempre tienes la respiración para volver a centrarte y calmarte.
Es bastante común distraerse en algún momento, pero sin importarte las veces que la mente divague, en cuanto te des cuenta simplemente redirige tus pensamientos hacia la respiración primero, y seguidamente a los sentimientos y emociones que estás explorando. Haz esto cuantas veces sea necesario y no pienses que estás haciendo nada mal, porque esa es la práctica precisamente.
- INVESTIGANDO EL MIEDO. Una vez que la práctica inicial se vuelve más clara y te sientes más familiarizado con esas emociones y pensamiento,s (dependiendo del problema y de la persona, el tiempo puede variar en gran medida) puedes invocar a tu yo más sabio, afectuoso y comprensivo para acompañar ese miedo. Lo que esto significa es que creas una imagen de la versión más desarrollada de ti mismo, a la que aspiras, y usas su energía, sabiduría y comprensión. Una vez que conectas con tu futuro yo más prudente, preséntale tus dudas y preguntas, comparte tu experiencia y espera una respuesta. ¿Qué te dice esta versión más sabia de ti? Mientras más escuches, más claras serán las respuestas, y ese control del miedo se debilitará, permitiéndote actuar con más libertad, con más valentía y más en sintonía con tu propia naturaleza. A menudo olvidamos que tenemos esta sabiduría interna e innata y no estamos acostumbrados a tomarnos el tiempo para conectar con ella. Es bueno recordar que tenemos dentro de nosotros mismos las respuestas a nuestras propias preguntas.
A veces nos obsesionamos con miedos irracionales o con cosas sobre las que no podemos hacer nada. Esta práctica de investigación puede ayudarnos a diferenciar los miedos irracionales de los miedos constructivos.
- COMPASIÓN. Sé amable y compasivo contigo mismo. Si estás haciendo esto, es porque estás pasando por un momento difícil y te mereces ese cuidado, comprensión y compasión. A algunas personas les resulta difícil llevar esa compasión a uno mismo, en ese caso, puedes usar la imagen de alguien que te quiera incondicionalmente, para que puedas sentir ese afecto y consuelo, beneficiándote así de las sensaciones que conllevan.
- ENCUENTRA UNA ESTRATEGIA QUE FUNCIONE PARA TI. Si puedes identificar cualquier desencadenante que inicie el miedo (por ejemplo, un tema específico de conversación, una persona, una situación específica, etc.), puede ser útil pensar de antemano lo que vas a hacer para estar listo para la situación. Por ejemplo, puedes decidir hacer unas respiraciones pausadas y repetirte algo que te tranquilice; tal vez las palabras que tu yo futuro te dijo en la práctica anterior, o puedes invocar la presencia de esa persona que te reconforta para que te sientas más seguro y acompañado. Particularmente con el miedo al fracaso (en inglés FOF: Fear Of Failure), que se desencadena fácilmente cuando nos comparamos con los demás, puedes probar frases como: estoy bien, no necesito compararme con los demás, tomo mis propias decisiones ó esta es su vida y esas sus prioridades, las mías son diferentes.
- UN PENSAMIENTO ES SOLO UN PENSAMIENTO. Las cosas que pensamos y nos decimos a nosotros mismos no son reales pero los humanos tenemos una imaginación muy poderosa. Tendemos a estresarnos y preocuparnos por cosas que quizá no pasen nunca, así que ayuda recordar que el simple hecho de que tengamos un pensamiento que nos produce miedo o ansiedad, no necesariamente significa que sea real. Podemos reconocerlo y luego elegir dejarlo a un lado. Recuerda que el miedo es una reacción exagerada del cerebro. ¿Cuánta atención quieres prestarle?
- NO ESTÁS SOLO. Por último también ayuda recordar esto: TODOS experimentamos miedo, es parte de ser humanos y es nuestro instinto de supervivencia.
- AGRADECE EL AVISO: todos tenemos el poder dentro de nosotros mismos para cambiar nuestra relación con esos miedos, aprender a distinguir entre los diferentes tipos de miedos, prestarles atención cuando son útiles y agradecer la advertencia.
La práctica de mindfulness o atención plena puede ser extremadamente poderosa y liberadora, pero necesita tiempo y orientación. Si no sabes por dónde empezar, escríbenos a hola@kensho.life y podremos darte más información y recursos gratuitos para que puedas ponerte en marcha.
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