Mindfulness en tiempos de coronavirus.
Paseo por el parque. Cancelado. Quedada con los amigos. Cancelada. Vacaciones. Canceladas. Vida. En pausa. De repente, el mundo se detiene. En el epicentro, un minúsculo bicho que ha llevado nuestras vidas al caos y que está sacudiendo los mismísimos cimientos de nuestra sociedad. Desde el punto de vista del mindfulness, es importante ya no solo saber responder a lo que ocurre con calma y sabiduría, sino que como especie, también deberíamos tratar de responder con la misma calma y sabiduría y ver más allá de la crisis: qué cosas podemos cambiar y cómo.
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¿Cómo nos puede ayudar la práctica del mindfulness a nivel individual?
MÁS RECURSOS MENTALES:
El mindfulness nos puede abrir el acceso a más recursos mentales necesarios para lidiar con una situación complicada. Ésto se debe a que en momentos de dificultad y adversidad, el miedo y la confusión nos empujan a lo se llama focalismo: un fenómeno por el cual nuestra mente se centra en un único evento, desestimando todo lo demás que ocurre en la vida, y perdemos perspectiva. A nivel neurológico lo que ocurre es que nuestro sistema límbico (donde se generan las emociones y las reacciones de lucha, huída y parálisis ante una situación de peligro) toma el control y bloquea o debilita el acceso a la corteza prefrontal (donde están la razón y la lógica entre otras cosas). Esto puede llevarnos a comportamientos ilógicos o irracionales impulsados por el pánico, como puede ser el abastecimiento masivo de papel higiénico. En esos momentos, simplemente tenemos menos acceso a los recursos mentales que más nos pueden ayudar a tomar buenas decisiones. Está claro que el papel higiénico no nos va a alimentar durante una crisis. Se han hecho estudios que muestran que la práctica de la meditación mindfulness está directamente relacionada con una disminución de la actividad en la amígdala, la parte del sistema límbico donde se generan las sensaciones de estrés y ansiedad, y un aumento de la actividad en la corteza prefrontal.
MEJOR GESTIÓN EMOCIONAL:
En situaciones tan extremas como la causada por el COVID-19, las emociones difíciles se intensifican y nos pueden llegar a sobrepasar. Si se mantienen en el tiempo puede llevar a situaciones de depresión y ansiedad. Cuando meditamos estamos creando una pausa y un espacio que nos permite calmar la mente para empezar a ver las cosas con más perspectiva en lugar de quedarnos metidos en un torbellino de emociones y pensamientos. Esa pausa y ese espacio que creamos son el primer paso para desarrollar inteligencia emocional. El mindfulness también nos ayuda a aceptar la situación en la que nos encontramos, sin oponer resistencia a poder vivirla de la mejor forma posible, desarrollando así una mayor resiliencia.
MEJOR GESTIÓN DEL ESTRÉS:
Por último es importante hacer prácticas que nos ayuden a regular nuestros niveles de estrés. Cuando nos sentimos estresados, nuestro cuerpo produce adrenalina y cortisol, hormonas que nos preparan ante una situación de peligro inminente. Ésto no es un problema de por sí: una vez el peligro pasa, nos calmamos y tanto la adrenalina como el cortisol vuelven a sus niveles normales. Es cuando nuestro nivel de estrés se mantiene alto (por ejemplo porque la situación que nos estresa se prolonga o porque no dejamos de pensar en un problema que nos provoca ansiedad), que comienza a perjudicarnos. Primero nos agota mentalmente y segundo, un alto nivel de cortisol en nuestro sistema durante largos espacios de tiempo se vuelve dañino. Es crucial entonces practicar ejercicios que nos ayuden a regular los niveles de estrés y ansiedad e impedir que se vayan acumulando a lo largo del día.
La práctica de la meditación mindfulness nos ayuda, en primer lugar, a conectar con esas señales físicas que nuestro cuerpo nos envía cuando nos estamos estresando, y ésto nos permite tomar medidas lo antes posible, y no cuando ya se nos ha ido de las manos. En segundo lugar, con el mindfulness aprendemos a aceptar toda esa experiencia de emociones, pensamientos y sensaciones que el estrés genera. De esta manera comenzamos a cambiar nuestra relación con el estrés, tomando perspectiva e impidiendo así que continúe acumulándose.
“Comprender esta humanidad compartida puede ser la base del cambio. Esos sentimientos de solidaridad, de colaboración y de unión son intrínsecos a nuestra especie”.
Lo más importante para no dejar que esta crisis nos abrume es mantenerse proactivo y por suerte hay muchas herramientas y estrategias que nos pueden ayudar al respecto. Nosotros hemos recopilado las mejores herramientas y consejos en nuestro eBook gratuito: Bienestar en cuarentena y puedes hacer nuestro programa de meditación gratis de dos semanas Mindfulness en tiempos de crisis a través de nuestro canal de YouTube.
¿Qué puede aportar el mindfulness a nivel colectivo?
PARAMOS:
A pesar de la tragedia y el sufrimiento que el coronavirus está trayendo a nuestras vidas y las enormes pérdidas humanas y económicas, hemos parado. Literalmente. Como si fuera una meditación de toda la humanidad. A lo mejor esta parada era necesaria. Siempre hablamos de la importancia de hacer una pausa para poder ver lo que ocurre con claridad y así decidir con más sabiduría cómo actuar. Si esto lo hacemos a nivel individual, es necesario también hacerlo a nivel colectivo. En algún momento hay que parar para tomar perspectiva y evaluar. Aunque desgraciadamente esta parada ha sido provocada por una pandemia, nos queda la esperanza que nos sirva para aprender, y quizá en el futuro podamos ir haciendo pequeñas paradas y evaluaciones sobre cómo queremos que este mundo mejore para todos.
OBSERVAMOS:
Este parón nos permite el tiempo y espacio para ver y observar lo que está ocurriendo en nuestra sociedad. Lo primero que salta a la vista es que esta vida que llevamos, las prioridades que tenemos como sociedad, reflejadas en las prioridades de los políticos que nos representan, no tiene una base tan sólida como pensábamos. En cuanto algo ocurre que crea un desequilibrio, todo se viene abajo. La sociedad en la que vivimos es muy frágil porque está fundada sobre cimientos muy frágiles.
Lo que esta crisis nos está mostrando es que, aparte de pequeñas excepciones, la tendencia general y mayoritaria es de ayudarnos unos a otros, de entender que estamos juntos en esto y no afecta a unos pocos desafortunados, nos afecta a todos. Comprender esta humanidad compartida puede ser la base del cambio. Esos sentimientos de solidaridad, de colaboración y de unión son intrínsecos a nuestra especie.
"Las grandes ocasiones no hacen héroes o cobardes; simplemente los desvelan a nuestros ojos. Silenciosa e imperceptiblemente, a medida que nos despertamos o dormimos, nos hacemos fuertes o débiles; y al final una crisis muestra en qué nos hemos convertido".
- Brooke Foss Westcott.
REPLANTEAMOS:
A lo mejor éste es el momento de replantearnos esas prioridades, esa forma de vida que está basada en unos cimientos que dan la mayor importancia a la acumulación de dinero en lugar de la salud, la colaboración, el cuidado del planeta… y podemos ver la posibilidad de funcionar de forma más solidaria como individuos y como países para que cuando vengan otras crisis como la que estamos viviendo (y que no nos quepa duda, vendrán), no se nos desmonte el garito y las consecuencias sean de la magnitud que lo están siendo.
Para que todo esto ocurra, tenemos que desarrollar una verdadera intención de cambio. Este cambio lo tenemos que llevar a cabo nosotros, de forma individual y colectiva. Lo que hagamos a nivel individual tendrá repercusión a nivel colectivo. Si cambiamos nuestras prioridades en nuestras vidas, si somos capaces de transmitirlos a las nuevas generaciones, si desarrollamos una consciencia de cómo nuestros comportamientos afectan a otros y al planeta, si somos capaces de presionar a los políticos a tomar decisiones que representen un cambio profundo… entonces podremos sacar algo positivo de esta crisis.
Aprovechemos bien esta pausa forzada para estar presentes, para reflexionar y para tomar decisiones con más sabiduría sobre cómo queremos que sea nuestra vida post coronavirus.
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