Estar presente en una transición.

 

"Trato de encontrar el equilibrio entre abrirme a lo maravilloso y dejar pasar y soltar a medida que transcurre el momento, permitiendo que la alegría y una pizca de tristeza coexistan una junto a la otra".
— Danna Faulds.

Durante una transición difícil como la que estamos viviendo ahora, indudablemente vamos a experimentar emociones muy intensas. Mucha gente con la que hablamos estos días expresa una sensación de tristeza por tantas cosas que ya no van a ser igual, y a la vez una gran preocupación por esa “nueva normalidad” que ninguno sabemos realmente cómo va a ser.

En este artículo vamos a explorar qué podemos hacer para que todas estas emociones que tiran de nosotros en varias direcciones a la vez, no nos bloqueen, no nos abrumen, y poder encontrar la calma y la inspiración que nos ayuden a ver nuevas posibilidades y a desenvolvernos con más fluidez.

RECIBE TU COPIA GRATIS DE NUESTRO EBOOK “BIENESTAR EN CUARENTENA”.

Siempre en movimiento.

Siempre en movimiento.

Estamos viviendo una transición a gran escala, y estos sentimientos son normales, porque efectivamente las cosas no van a volver a ser como eran ni sabemos qué va a pasar mañana. Pero esto ocurre constantemente en nuestras vidas, de forma más gradual y más progresiva por supuesto, pero constantemente vamos dejando cosas atrás y otras nuevas, distintas van surgiendo.

“En este zarandeo entre el pasado y el futuro, dejamos de prestar atención a lo que está ocurriendo ahora”.

Lo que ocurre es que nuestra mente siempre busca esa sensación de seguridad y de control que nos da la predictibilidad, y se resiste al cambio. De ahí surge la nostalgia, donde nos aferramos al pasado y a lo conocido, y también surge la ansiedad, y el rechazo del futuro o de lo desconocido, lo incierto… Estos sentimientos de apego por un lado y resistencia por el otro, se producen cuando experimentamos muy de cerca la transitoriedad de las cosas, la fragilidad de nuestra realidad, de nuestra existencia, y lo efímera que es la vida. Todo eso nos pone un poco nerviosos, no nos gusta y generalmente preferimos no pensar en estas cosas. 

Además en este zarandeo entre el pasado y el futuro, dejamos de prestar atención a lo que está ocurriendo ahora.

Tendemos a prestar menos atención a las transiciones, a verlas como una parte de la vida que simplemente queremos que pase más rápido, que está entre dos momentos más importantes. Son como la pausa entre las respiraciones. Cuando alguien habla de cómo respira dice: inspiro, espiro, tomo aire, suelto aire. Pero siempre hay una pequeña pausa en medio. Y, como explica Sharon Salzberg, maestra de mindfulness, es justo en esa pausa, cuando solemos perder la concentración. En las transiciones, perdemos enfoque. 

Para recuperarlo, lo primero que podemos hacer es darnos cuenta de que esto está ocurriendo, que estamos en esa transición y que estamos experimentando sentimientos normales y apropiados de tristeza, miedo, preocupación… La manera de permanecer presentes, centrados en el momento, es abrirnos y prestar atención a la experiencia de esa transición, y eso incluye abrirnos y aceptar todas esas emociones que estamos teniendo, como parte natural del proceso de cambio. De esta manera, la transición no se vuelve una fuente de ansiedad sino un hogar en el que podemos encontrar la calma y la sabiduría para poder adaptarnos y funcionar sin vernos atrapados o bloqueados, un lugar donde poder descansar.

Este artículo está sacado de nuestro taller de Espacio Mindfulness “Estar presente en una transición”. Puedes escucharlo aquí, incluida la meditación guiada que lo acompaña.


ÚNETE A LA VIDA KENSHO


Apúntate a nuestra newsletter para recibir nuestras últimas meditaciones guiadas, noticias y artículos.
 
Kensho LifeComentario