Abandonamos la 'rat race'.
No hemos tardado nada más que 39 años en darnos cuenta de que estamos corriendo en una carrera a la que no recordamos habernos apuntado. Ni siquiera sabemos por qué estamos corriendo. Probablemente ocurrió de forma automática cuando nuestros padres registraron nuestra existencia en este mundo. Seguramente había una casilla que había que rellenar y ahora nos encontramos resoplando y sin aliento. Queremos parar. Estamos agotados.
Vamos a analizar esta entrada de Rat Race (literalmente: Carrera de Ratas, el equivalente en español sería la rueda de hámster) en Wikipedia. Ya sabemos que no es fiable al 100%, pero esta vez lo clava:
Una carrera de ratas es una búsqueda sin fin, sin sentido o contraproducente. Inspirada por la imagen de ratas de laboratorio corriendo por un laberinto para conseguir el ‘queso’, de forma similar a cómo la sociedad corre para estar a la cabeza financieramente. El término está asociado con un estilo de vida repetitivo y agotador que no deja tiempo para la relajación ni el disfrute.
Si la gente supiera esto, nos preguntamos cuántos se inscribirían en esta carrera voluntariamente. Esto se debería discutir en los colegios.
La cuestión realmente es: ¿Cuánto queso necesitamos? Nosotros lo hemos hecho bastante bien y hemos conseguido aumentar satisfactoriamente nuestros niveles de colesterol. Pero, ¿Cuándo es suficiente? ¿Cuándo dejas de correr en una carrera en la que el premio es una búsqueda repetitiva y sin sentido que no te dejar disfrutar de esas migajas de queso que vas recogiendo frenéticamente? Para nosotros es ahora. Paramos, justo a mitad, justo cuando parece que estamos camino del éxito. Miramos alrededor y el resto sigue corriendo. Así que nos sentimos raros, perdidos y un poco petrificados. ¿Por qué no tenemos la energía para seguir corriendo? ¿Qué nos pasa? ¿Qué hacemos ahora? Poco a poco vamos recuperando el aliento y nos empezamos a dar cuenta de que a lo mejor hay una salida de este laberinto prediseñado. A lo mejor podemos explorar un nuevo camino que será el premio en sí mismo. A lo mejor podemos dejar de anhelar el obligado queso y decidir qué es lo que queremos buscar. Queremos ver las oportunidades, estar comprometidos e ilusionados por las cosas que hacemos, traer más alegría y ligereza a nuestras vidas, tomar acción en áreas en las que estamos interesados, entendernos mejor a nosotros mismos para poder relacionarnos de forma más positiva con los demás, crear un estilo de vida que nos permita tener tiempo para la relajación y el disfrute, servir de inspiración a otros que se sientan tentados a intentar algo distinto... Dejar de masticar de forma mecánica. Vivir, no solo existir.
Y allá vamos… en busca del sol.
Si estás leyendo esto, nos imaginamos que quizás tú también estás empezando a reconsiderar esta carrera y por qué estás en ella. O quizás seas un familiar o amigo con un gran sentido de la culpabilidad y por eso lo lees. De cualquier forma, te agradecemos que hayas llegado al final de nuestra primera entrada del blog.
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